Países
como Alemania, Francia, Finlandia, Italia y Reino Unido, que en su
conjunto representan el 64,1 por ciento del PIB y el 55,2 por ciento
de la población de la Unión Europea, son algunos de las importantes
del entorno europeo que ya han promulgado una legislación (o están
en fase de finales de hacerlo) junto a estrategias tendientes a
organizar, regular y promocionar la movilidad sostenible.
Una
de ellas se la conoce como Ley de Movilidad Sostenible que, apuesta a
abordar el establecimiento de un marco normativo de financiación del
sector en cuestión
que asegure e incentive el uso de un servicio clave de interés
general, al igual que existe en otras regiones del mundo, así poder
coordinar y financiar al sistema de transporte público.
Varias
organizaciones del ámbito proponen que se debe ofrecer un marco
regulatorio necesario para potenciar el uso del autobús, lo
consideran como agente clave en acciones tendientes a mitigar la
congestión, la contaminación y el cambio climático, a su vez
impulsar la financiación del transporte público sumando innovación
y tecnologías aplicadas hacia el mismo.
Afirman
que una
movilidad sostenible pasa por el impulso del autobús que, se destaca
por su relativa sustentabilidad medioambiental, es modo de transporte
que menos gases de efecto invernadero genera, ya que es 3,7 veces
menos contaminante que el avión, 5,5 veces menos que el automóvil y
un 13 por ciento menos que el tren, si bien dichos datos son
relativos.
Fuente
imagen: Cronista.com (Periódico edición argentina)
Luis E. Morell Hernández.